La nueva Basílica de Santa María Guadalupe, finalizada el año 1976, ocupa un área de 10 mil metros cuadrados y es el más grande recinto de la devoción católica en México. Fue construida a raíz de la necesidad de albergar a la imagen de la Virgen de Guadalupe y permitir el acceso de una mayor cantidad de peregrinos ya que la inestabilidad del antiguo templo lo había vuelto peligroso para su uso. De planta circular, esta obra fue construida con hormigón armado para la estructura de la cubierta, y con láminas de cobre para su recubrimiento, las que al estar oxidadas le otorgan el característico color verde.
El nuevo edificio fue diseñado por los arquitectos: Pedro Ramírez Vázquez, José Luis Benlliure, Alejandro Schoenhofer, fray Gabriel Chávez de la Mora y Javier García Lascuráin. Para su inauguración, el 12 de octubre de 1976 se consagró como la casa más moderna de Santa María de Guadalupe.
La forma que sigue la arquitectura responde a su principal función: la de acoger a los miles y miles de peregrinos que vienen desde todas partes del mundo a visitarla. El proyecto comprendía una nave central con un claro de 63 metros que elimina columnas intermedias, dos capillas grandes, nueve pequeñas, un sótano y varios niveles para oficinas y dormitorios.
La basílica se hizo de base circular y libre de apoyos, con 100 metros de diámetro, para que el mayor número de visitantes pudiera participar de las celebraciones litúrgicas y, por otro lado, hacer posible que la imagen de la Virgen de Guadalupe se pueda apreciar desde todos los puntos interiores de la basílica. Dicha imagen se encuentra detrás del altar, bajo una cruz de importantes dimensiones, en un muro con acabado similar al plafón.
Para una mejor visibilidad de la imagen, se ha construido una pasarela por debajo del altar con bandas transportadoras, que permite que los visitantes la puedan apreciar de la mejor forma posible. El altar tiene un acabado diferente, realizado en mármol y está a varios niveles sobre la asamblea, con el objetivo de resaltar ese sector de la planta.
La cubierta, por su parte, al ser como una gran carpa, recuerda la tienda que usaban los judíos en su peregrinar por el desierto y es, al mismo tiempo, símbolo del manto de la Virgen, que protege a quien la visita. La gran columna que le sirve de eje tiene 42 metros de altura, y en su interior se encuentran las oficinas administrativas de la Basílica.